Parafraseando a Aristóteles “El hombre es un ser social por naturaleza”. Estaba en lo cierto el filósofo griego cuando realizaba esta afirmación, somos seres sociales y necesitamos a los demás para poder sobrevivir. Hoy en día es evidente que la relación con los demás y la complejidad de estas relaciones es lo que nos permite progresar socialmente en mayor o menor medida.
Las personas que tienen más desarrollada esa dimensión social suelen ser más exitosas y a priori más felices. No sé si será científicamente correcto decir que contra mas domines los resortes de las relaciones con los demás más feliz eres, pero, aunque esta aseveración no sea del todo cierta, evidentemente lo que si hace es sumar y sumar mucho.
Viendo ahora a mis hijos en el colegio puedo observar como los niños conviven entre ellos, y como el que tiene el don natural para relacionarse de forma positiva con los demás, tiene más amigos y le terminan invitando a más fiestas de cumpleaños. No se si eso significara que sea más feliz, pero seguro que se acerca.
Luego ya sabemos todos lo que pasa, crecemos, nuestras mentes empiezan a dibujar mil escenarios diferentes, llegan los miedos, el ridículo, los granos y poco a poco vamos siendo dominados por nuestras “protectoras” mentes, perdemos la inocencia, la espontaneidad, ese punto de locura y por el camino parte de esa felicidad.
Es evidente que la educación reglada no esta enfocada al desarrollo de esa dimensión social, y todavía hoy en día nadie nos cuenta y nos entrena desde pequeños en los secretos que considero nos ayudaran a ser mejor persona: la Comunicación, la Colaboración, la Creatividad y el pensamiento Crítico. Las 4 C en las que se basan las normas para ser feliz.
Estas sin duda son para mí las estrellas de la evolución de una persona hacía su pleno desarrollo: la importancia de comunicar bien tus ideas y tus pensamientos, la capacidad para entender y trabajar con otras personas, el ser capaz de darle a todo la vuelta sin frustrarte, que otros te rebatan todo sin enfadarte y tener la mente despejada para que fluyan las ideas. Imaginar si pudiéramos dominar estas 4 C, ¿No sería nuestra vida diferente? En mi caso sería diferente y probablemente mejor. En los últimos 5 años me habré enfadado más de 200 veces y me habré frustrado otras 300, que como todo en la vida también tiene su parte positiva si consigues seguir avanzando y mejorando, lo que en mi caso el mejorar ha sido relativamente fácil, ya solo me enfado un día a la semana…
Volviendo a los niños, ¿No creéis que la vida de nuestros hijos sería mejor si estas 4 C formaran parte de su educación?, ¿No estaríamos proporcionándoles las mejores herramientas para enfrentarse al futuro? Ya te digo que si…
Ahora nos planteamos que estudien programación, claro si yo pudiera volver quince atrás estudiaría programación, tienes el trabajo asegurado y puedes plantearte buscar trabajo en Tokio…Londres… lo cual te abre las puertas del mundo, viajaría, tendría dinero para disfrutar de la vida, que bonito suena solo con escribirlo, por supuesto que continúen aprendiendo inglés y que me dices del chino… el que lo hable tendrá más posibilidades que los demás.., pero claro está es nuestra realidad en 2018, pero ¿Cuánto tardara Google en sacar un dispositivo que nos permita hablar con fluidez chino o cualquier idioma? ¿Merecerá entonces la pena invertir tiempo en aprender un idioma?, y ¿Cuantos años faltan para que dictemos en nuestro ordenador los contenidos de nuestra página web o la configuración de una nueva funcionalidad y automáticamente el sistema te genere el código? Entonces, ¿Estudiamos programación? ¿Estudiamos chino? o ¿Estudiamos otras habilidades técnicas? Lo que estoy en condiciones de afirmar es que lo que continuará marcando la diferencia será la capacidad de reinviértanos una y otra vez acompañados de nuestras 4 C.